Trail en la montaña más alta del norte de África

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Con 4.167 msnm, el monte Toubkal, situado en la parte occidental del Atlas, es la montaña más alta del norte de África. Sin embargo, a pesar de su altura es una cima relativamente fácil de alcanzar. Aproximadamente es necesario recorrer unos 15 km, con un desnivel positivo de 2.800 metros para llegar a la cima desde la localidad de Imlil. Lo habitual es coronarla en dos días: el primer día se suele llegar al refugio saliendo de Imlil y allí se hace noche; y el segundo día se madruga para llegar a la cima y regresar al pueblo de nuevo. Pero empecemos desde el principio…

Después de 6 días pedaleando por el Atlas Medio, llegué a Imlil, donde me esperaba Houssein, gerente del hotel Les Etoiles de Toubkal, para darme la bienvenida. Dejamos la bicicleta bien guardada y llevamos todo mi equipaje a la habitación para que pudiera darme una ducha y cambiarme de ropa. Mientras nos tomamos el tradicional y rico té de bienvenida, le expliqué mi aventura; hablamos sobre el valle donde nos encontrábamos, del turismo, la política y cómo no, un poco de fútbol.

Después de comer y descansar un rato paseé por el pueblo para ver qué ambiente se respiraba. Imlil es una aldea situada a 1.740 msnm y, junto con otras que se encuentran por todo el valle, forman el municipio también llamado Imlil. El hotel se encontraba justo en el centro del pueblo, así que no tuve que andar mucho para empezar a ver montañeros y montañeras que se preparaban para el ascenso, o volvían de coronar la cumbre del Toubkal. Como es habitual en todas partes, un lugar turístico y apartado tenía que tener unos precios elevados. Unas chicas marroquíes me dijeron: «Cuanto más subas más subirán también los precios». Y tenían toda la razón; noté la diferencia con los pueblos por los que había cruzado durante los días previos. Aproveché ese paseo para aprovisionarme para el trail: compré unas galletas para desayunar; almendras y manzanas para comer durante el camino; y una botella de agua pequeña que pensaba ir rellenando en los ríos durante la ascensión.

Vistas a la mezquita

De vuelta al hotel solo me quedaba preparar el material necesario para el trail: frontral, cámara de fotos, manta térmica, silbato de emergencia, guantes… Una vez lo tuve todo listo, ¡ya pude relajarme! Cené un tajín con dos chicas que conocí en el hotel; eran de Kenitra (Marruecos) y también iban a subir al Toubkal al día siguiente. Me alegró su actitud abierta y crítica con las costumbres machistas muy arraigadas en la cultura marroquí, una postura muy diferente a la de las mujeres marroquís que había conocido hasta entonces. ¡Tenían ganas de cambiar las cosas! La conversación era tan amena que se alargó más de lo previsto y, al final, nos fuimos a dormir a las 11. ¡Y a las 5 me sonaba el despertador!

Hacía bastante tiempo que no corría por montaña, y menos esas distancias ¡y a esa altura! La última vez que hice algo (remotamente) parecido fue un maratón en la Cursa de la Talaia, de Vilanova i la Geltrú. En el kilómetro 20 mi rodilla ya no pudo más, y al final la cosa acabó con rescate de los forestales. Tenía presente ese momento así que, al no saber cómo iba a reaccionar mi cuerpo ante el esfuerzo del trail, estaba un poco nervioso. ¡Pero las ganas de volver a correr entre montañas y saltando de piedra en piedra ganaron a la preocupación! A las 5 de la mañana sonó el despertador y me empecé a preparar: unos pequeños estiramientos, una ducha rápida para despejarme, y a cambiarme mientras me comía las galletas. ¡No había tiempo que perder! Sobre las 5:30 de la mañana salí del hotel, hacía un poco de frío pero totalmente soportable. El pueblo estaba totalmente desierto; todavía quedaba para el primer rezo de la jornada. GPS localizado… ¡y a correr! Una sensación extraña y memorable la de recorrer, de noche, un pueblo dormido y silencioso.

Subiendo al Toubkal

A medida que iban corriendo kilómetros empezaba a entrar en calor. Subí una primera pequeña montaña hasta los 1.900 msnm, desde donde pude ver y oír Imlil: las mezquitas, una tras otra empezaban a anunciar el primer rezo del día mientras poco a poco se iban encendiendo las luces de las casas. Dejé atrás Imlil y continué hacia Aremd, otra aldea del valle, mientras los servicios de turismo de montaña eran cada más recurrentes: lavabo por 2 dírhams, ducha por 10, puestos de bebidas… Una vez pasado Aremd, crucé una gran explanada desde donde se suponía que se podía ver el Monte Toubkal, pero a esas horas me fue difícil distinguirlo. A partir de ahí empezaba el verdadero ascenso, y lo inicié acompañado de una mula que iba cargando con su dueño dormido. ¡La pobre se sabía el camino de memoria! Poco a poco desapareció la luna para dar paso a los primeros rayos de sol; el camino iba bordeando la montaña cruzando pequeñas cascadas hasta llegar al santuario de Sidi Chamharouch, una roca pintada de blanco muy visitada por los musulmanes como lugar de oración.

Ya se empezaban a ver paisajes de alta montaña, grandes valles rocosos y con vistas increíbles. Aunque el sol iba saliendo, cada vez hacía más frío: iba ganando altura y pasaba por zonas donde el sol todavía no había calentado las rocas. Por el camino me iba cruzando con mulas y burros cargadas de mochilas de montañeros; la resistencia (¡y paciencia!) de estos animales es asombrosa. Después de 3 horas de ascenso llegué a la zona de los refugios, a unos 3.200 msnm. Había dos, uno gestionado por marroquís, y otro por el Club Alpin francés sección de Casablanca; además también había una zona de acampada.

Refugios para ascender a la cima del monte Toubkal

Allí me detuve un rato a descansar, me puse la camiseta térmica, los guantes y me comí la mitad de los frutos secos, un poco de energía para el tramo final. Hablé con una pareja de irlandeses que habían madrugado para ver el amanecer desde la cima, venían muy contentos pero también muy helados. Emprendí la marcha, pero en lugar de ir directamente hacia la cima, me desvié unos kilómetros para contemplar los alrededores del valle. Quería hacerme una buena idea de las dimensiones de este espectacular lugar. El Parque nacional de Toubkal alberga las montañas más altas del norte de África y el nacimiento de numerosos ríos en sus más de sus 380 kilómetros cuadrados de extensión.

Me dirigí a la cima, seguí siempre el curso del río Imlil, que me acompañó a mi izquierda y me ofreció agua fría cada vez que me sentía sediento. Las rocas eran cada vez más grandes, y muchas de ellas con grafitis, muestras de amor de Said a Yasmina pero poco respetuosas con la naturaleza. Las pintadas, y también la basura, eran bastante abundantes. A esta altura ya empecé a ver a varios excursionistas: a algunos los adelantaba y otros me los cruzaba; algunos con cara de cansancio ¡pero todos con una gran expresión de satisfacción!

Suciedad en el monte Toubkal

A unos dos kilómetros de la cima las rocas grandes se convirtieron en pequeñas lo que me hizo ir con más cuidado ya que el terreno era muy resbaladizo y, por tanto, más peligroso. Además se empezó a levantar viento. El río ya había desaparecido, así que para coronar la cima solo tenía que seguir el camino que dibujaban los excursionistas. Y por fin, después de cinco horas y media de iniciar la ruta, ¡llegué a la cima del Toubkal! Gente que celebraba la ascensión, unas vistas absolutamente impresionantes y un cielo totalmente despejado que, incluso, nos dejó apreciar a lo lejos la ciudad de Marrakesh. ¡Lo había conseguido! La sensación de euforia fue brutal. Además, todo el mundo estaba contentísimo; me uní a unos montañeros checos que me invitaron a una cerveza que me supo a auténtica gloria. Hicimos fotos, comentamos la jugada y nos deseamos suerte. ¡Tofavía quedaban los 16 kilómetros de descenso! 😛

En la cima del monte Toubkal

A pesar de una primera parte un poco dificultosa por las pequeñas rocas resbaladizas; y de ir esquivando a montañeros y caballos con alforjas, el descenso fue una experiencia increíble: pequeños senderos rodeados de parajes rocosos increíbles, con alguna que otra cascada. La verdad es que no pude evitar detenerme una y otra vez para mirar con atención, hacer fotos y respirar el valle.

Tardé unas 4 horas en finalizar el descenso y llegar a Imlil. En el hotel me esperaban una necesaria ducha y un plato de espaguetis absolutamente celestiales. ¡Oh yeah! 🙂

Plato de pasta en Imlil

Mientras devoraba el plato de pasta le expliqué a Houssein cómo había ido el trail. Le comenté que había visto muchas pintadas y basura esparcida por la montaña. Me explicó que la asociación de turismo del valle tenía un plan para eliminar las pintadas de las rocas y para limpiar la montaña en las próximas semanas; eran conscientes del estado en el que estaba, cosa que me alegró y me tranquilizó. La gestión de los residuos en Marruecos es algo que desde que empecé a pedalear por este país me ha intrigado. Es muy difícil encontrar papeleras por las calles; por la carretera veo cómo los conductores lanzan por la ventana bolsas y botellas; en los pueblo los niños compran chocolatinas y dejan volar el envoltorio sin ningún pudor. También he visto cómo asociaciones y grupos de vecinos organizan campañas para recoger la basura de playas y parques. Pero me parece que la solución no es recoger, si no no ensuciar.

Por la tarde, recordando el trail y haciendo balance de la experiencia me di cuenta de lo poco que se necesita para sentirse libre: cada vez estoy más convencido de que la naturaleza está ahí para ponérnoslo fácil. Después de tanto tiempo, la sensación de correr a través de los imponentes valles del Toubkal me hizo casi volar. Es nuestro deber cuidar algo que, sin pedir nada, nos da tanto.

Subida al Monte Toubkal

ASCENSIÓN AL MONTE TOUBKAL

La ascensión al Toubkal presenta una dificultad técnica baja; es muy recomendable por sus espectaculares parajes y el buen rollo montañero que se respira. Es muy fácil seguir la ruta y durante el recorrido se pueden encontrar servicios orientados al montañero (bares, restaurantes, albergues…). Pocas veces te encontrarás solo durante el recorrido. Los mejores meses para realizar un trail en el Toubkal son junio u octubre, meses en los que todavía queda nieve en la cima y las temperaturas no son tan altas como en pleno verano.

A continuación dejo algunos datos de interés para aquellos que estéis pensando en coronarlo. Si queréis descargar el track de la ruta podéis hacerlo en el perfil de Pedaleamundo en Wikiloc.

Material recomendado para llevar en la mochila

  • Número de teléfono del hotel en el que te alojas
  • Pañuelos/papel de váter
  • Ibuprofenos u otras pastillas antiinflamatorias
  • Silbato de emergencia
  • Manta térmica
  • Crema solar y protector labial
  • Cámara de fotos / vídeo + «palo selfie»
  • Luz frontal
  • Navaja
  • GPS
  • Teléfono móvil
  • Reloj pulsómetro
  • Cartera con dinero y documentación
  • Comida y bebida
  • Chubasquero
  • Guantes + braga cuello
  • Cortaviento
  • Camiseta térmica y pantalón térmico
  • Calcetines de recambio

Cómo llegar a Imlil

La aldea de Imlil es la zona base de la ascensión, es la más grande del valle y alberga el mayor número de servicios para el montañero. La mayoría de ellos que llegan a Imlil lo hacen desde Marrakesh. Suelen llegar en taxi, que tarda una hora y media en recorrer los 70 km. El trayecto cuesta entre 300 y 500 DH (¡depende de la habilidad en el arte del regateo!).

Alojamiento en Imlil

En Imlil hay muchas opciones de alojamiento a partir de 50 DH la noche. Como ya os he contado, yo me hospedé en el céntrico hotel Les Etoiles de Toubkal, y no puedo hacer menos que recomendarlo. El hotel se construyó en el 1989 y ampliado entre el 2006 y el 2009. Su primer propietario fue uno de los primeros guías de montaña en obtener el diploma oficial otorgado por el gobierno marroquí, pero ahora su hijo Houssein es el que lo regenta amable y estupendamente. Es un hotel relativamente nuevo, amplio y con un ambiente tranquilo, tiene una amplia terraza en la parte trasera y un tejado con vistas a la montaña y a la mezquita. Puede albergar hasta 50 personas en sus habitaciones y hasta 300 comensales en su restaurante, así que es ideal para grandes grupos que quieran celebrar su llegada a la cumbre del Toubkal 🙂

Hotel Les Etoiles de Toubkal

Otras actividades

En invierno es muy común el esquí de travesía y el alpinismo; y durante el resto del año, a parte del ascenso a la cima del Toubkal, se pueden disfrutar de otras actividades, como salidas en bicicleta que pueden durar entre 1 y 14 días; escalada o excursiones de varios días por los alrededores del Atlas para conocer la cultura bereber. Para más información sobre los posibles servicios ofertados en el parque nacional podéis visitar la web de Adrar Aventure.


Comentarios

  1. Gracias por hacernos volar por el mundo con tu aventura personal, Ferran.

  2. Bravo, bravo, bravo!!!! Take a rest but don’t last to wrote again. Keep going.

  3. Ya veo que la rodilla te ha respondido muy bien. Sigue corriendo y pedaleando y nosotros disfrutando cada dia con tu aventura. Muchos besos y abrazos.

  4. Me alegra volver a verte en movimiento aunque sea en vídeo, todos los días paso por aquí para ver tus hazañas, me encanta.

    PD: De vez en cuando podías hacer una crítica «gastronómica», contarnos lo que se puede comer, … al menos nos quedaríamos más tranquilos pensando que comes bien.

    Saludos y mucha suerte

    1. En unas semanas veréis lo que como, donde duermo, la gente, las carreteras, el agua, las costumbres. No sé si como bien, pero no dejo de comer, esto de la bici…

      ¡Un abrazo Jose Ángel!

  5. Mi chico cuando leo toda las vivencias k estas pasando pienso en quien tuviera 20 años y el valor k tienes de volar hacia sitios desconocidos conociendo gentes y pueblos maravillosa, disfruta k nosotros al leer también lo hacemos. Un abrazo fuerte. Y piensa k nunca estas solo.

  6. Hola Ferran, Tienes muchos seguidores que ni te imaginas, con muchas preguntas, mas abajo sobre el hemisferio sur vas de cara al verano, hace mucha calor, y la fauna autóctona que vas encontrando cual es, y con que idioma te vas entendiendo, contesta cuando puedas, suerte.

    1. Hola Miguel, iré escribiendo sobre todo lo que mencionas. Te puedo adelantar que el cuerpo se va adaptando al calor 🙂

      Nunca antes había escrito sobre mis viajes ni tampoco había hecho un viaje de estas dimensiones y se agradece un montón todos los apoyos que me enviáis.

      ¡Un abrazo!

  7. Vamos chaval, veo que te desenvuelves perfectamente, como siempre 😉

    Mucho ánimo y seguiremos tus experiencias desde aquí.

  8. Echo en falta en el inventario:

    – Linterna Puta Madre Edition regalo de Miguel Díaz. XD

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