Mi última semana en España: couchsurfing y Malarone

| 17 comentarios

Y sin casi darme cuenta llegaban los últimos días en territorio español. Mi última semana en España transcurrió pedaleando bajo un incesante sol, desde Granada hasta Algeciras, pasando por Málaga. Sabía que en esta zona me encontraría a muchos extranjeros, turistas y adinerados, pero la verdad es que la cantidad de coches de gama alta me sorprendió. ¡Una auténtica invasión!

En Málaga tenía planeado quedarme en casa de Elena, la hermana de Pablo, un amigo del trabajo. Junto a Gabi, su marido; y sus dos hijos, Pedro y Paula, difruté de una estupenda y saludable cena, no sin antes pasar por la ducha (necesitaba pasar urgentemente por el túnel de lavado…). La acogida de Elena y Gabi fue un lujazo, ¡hasta me lavaron la ropa! ¡Muchísimas gracias, chicos!

Al día siguiente llegué a Estepona y pregunté a un policía dónde podía dormir tranquilo. Me aconsejó dormir en un bosquecito junto a la playa, aunque estaba prohibido. El lugar no estaba mal, pero cuando desperté al día siguiente los mosquitos se habían dado un festín en mi cara y brazos. ¡Definitivamente me di cuenta de que necesitaba una hamaca con mosquitera!

Amigos que me acogen

Siempre recordaré el último día de bicicleta en España. Para llegar a Algeciras únicamente puede circularse por autovía, así que me dirigí hacia ella. Antes de entrar un ciclista espontáneo me indicó que le siguiera. ¡Le hice caso! Empezamos a hablar y me convenció para cambiar la ruta: iban a ser más kilómetros, pero el camino era más pintoresco y habría menos coches. ¡Y tenía toda la razón! Los lugareños saben, y hay que fiarse de ellos 🙂 Pedaleamos hasta Castellar de la Frontera, donde me invitó a un almuerzo de muerte y me presentó a unos colegas suyos, también ciclistas de Gibraltar. Lo que sucedió luego fue muy especial: decidieron acompañarme un tramo, y menudo tramo. Pedaleé junto a 8 compañeros ciclistas, que me escoltaron cómplices y solidarios hasta la entrada de Algeciras. Me sentí seguro, acompañado, rodeado de amigos. Una muestra más del compañerismo ciclista que me estoy encontrando. ¡Cada vez me gusta más esto! 🙂

En Algeciras decidí probar con Coachsurfing. Para los que no lo conozcáis, Coachsurfing es una red social de viajeros y para viajeros. En ella puedes ofrecerte para hospedar gente en tu casa, y también puedes solicitar alojamiento. La filosofía de Coachsurfing es muy sencilla: ofreces un sitio para dormir a cambio de compartir el tiempo y disfrutar de la compañía. El viajero o viajera interactúa con gente del lugar y lo descubre de una manera más auténtica, amable y enriquecedora.

Opté por contactar a Alex, que vivía en el centro de Algeciras y que por su historial y comentarios, disponía de bastante experiencia hospedando a viajeros de todo el mundo. ¡Y sin duda, acerté! En cuanto vio mi petición de alojamiento, consultó la web y le encantó la aventura, así que muy amablemente me alojó en su casa. Esa noche no solo dormí en una cómoda cama, a salvo de los mosquitos; también disfruté de una rica cena, unas copas de vino, y lo más importante, una conversación entrañable con Alex en su preciosa terraza. Hablamos de viajes, de nuestras vidas, de nuestros proyectos… ¡Ah, y de Malarone! Malarone es un medicamento profiláctico para evitar la malaria, altamente recomendable para todos aquellos que vayan a viajar a África. En Granada estuve a la caza y captura de algún médico que me lo recetara, pero no hubo manera. ¡Otra vez las incongruencias de nuestro sistema de salud! Al final desistí e iba a cruzar el Estrecho sin el maldito Malarone… Pero entonces apareció Alex: por casualidad, tenía una caja del medicamento de su último viaje a Vietnam. ¡Ese momento fue increíble! Para ella no fue nada, pero para mí fue un detallazo impagable. Ahora sí, con Malarone en mano y un montón de amigos nuevos, estaba listo para pedalear África.

Última semana en España


Comentarios

  1. Suerte yo de haber cruzado tu ciclocamino en slow traveling! Suerte amigo!

  2. Ferran, hay que llenar esa agenda de buena gente.He vivido esa solidaridad de los ciclistas y de los grandes viajeros.
    Cuando viajas de la manera en la que vas tú, la gente empatiza un monton y lo he vivido en primera persona contigo.
    Es el rollo aventurero que todo el mundo critica por su dureza pero que a muchos de ellos les gustaría realizar.
    Ahora a disfrutar de Marruecos, te va a sorprender gratamente.
    Abrazotes gordos.

    1. Es duro pero muy gratificante y te deja un moreno muy chulo 😛

  3. Mucha suerte y buen viaje compañero !!!
    Ya no tengo tu bici en la esquina del salón

    1. Con lo bien que quedaba ahí, y lo embobado que me quedaba mirándola 😉

      ¡Un abrazo Roberto!

  4. Ferran te vemos muy bien ya le he enseñado toda la ruta a la tita Lola y te mandamos todo nuestro cariño.

  5. ¿Cómo vas Ferran? ¿Has cruzado el Atlas? Estamos ansiosos de conocer de tus pedaladas…
    Juanfran

    1. Resolviendo algunos problemillas… si todo va bien mañana a dormir junto a una cascada en el Atlas 😀

  6. Hola Ferran! No te han mirado raro en Azrou? Tengo entendido que los occidentales llamamos bastante la atención (y tú encima cargado y en bici) por no ser una ciudad de turistas. Algún viajero que otro pasa por allí, pero son más bien escasos, o al menos eso creo..

    1. ¡Hola Julio!
      Azrou es una ciudad de paso para turistas y muy pocos hacen noche. Yo tuve la suerte de cenar, dormir y desayunar en casa de una familia musulmana que me acogió cuando les dije que tenía pensado dormir al lado de una gasolinera 😛
      Por suerte, cada vez somos más cicloviajeros que optamos por un modo de transporte sostenible y es más habitual vernos por los pueblos y carreteras 🙂

  7. Yo quisiera expresar mi admiración y darte aliento, en esta la gran madre de todas las excursiones, y desearte toda
    suerte de aventuras que culminen en un feliz regreso, con el gran bagaje de las experiencias vividas, suerte.
    Miguel

    1. ¡Gracias por el tan necesario aliento de cada pedaleo! 🙂

  8. Hola Ferran, que la sort et vagi acompanyant com fins ara! Una admiradora

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