Para muchos Mauritania es sólo un país de paso entre sus vecinos, los mucho más turísticos, Marruecos y Senegal. Casi la totalidad de Mauritania está ocupado por el desierto del Sáhara, y su clima es extremadamente seco, agravado por las sequías de los últimas décadas. La población se concentra en la zona litoral; sobre todo, en Nuakchot, capital del país, y Nuadibú.
Lo cierto es que llegué a Mauritania sin muchas expectativas: no me habían hablado muy bien del país, y además tenía ya ganas de cambiar el paisaje desértico por otros escenarios diferentes. ¡Pero ahí estaba! Cada kilómetro cuenta y vale la pena. Al final Mauritania —la entrada a la llamada «África negra— también me brindó sorpresas y experiencias para llenar las alforjas.
Mauritania en datos
País: |
Mauritania (República Islámica de Mauritania) |
Lema: |
«Honor, Fraternidad, Justicia» |
Capital: |
Nuakchot |
Idiomas oficiales: |
Árabe y francés |
Forma de gobierno: |
República islámica
semipresidencialista |
Religión: |
El 99,84% de la población es islamista |
Superfície: |
1.040.900 km² |
Punto más alto: |
Kediet Ijill (915 msnm) |
Población total |
3.359.185 habitantes |
Densidad: |
3,2 hab./km² |
>Moneda: |
Uguiya (UM) |
Uso horario: |
UTC |
Gastronomía y alimentación
¡Al lío! Ya sabéis que una de mis debilidades es la comida… ¡y en esta aventura no me estoy privando de nada! Los puestos callejeros son mi vicio; y descubrir y probar las comidas típicas de cada zona, una de las «llamadas» que pueden hacer, incluso, desviarme de mi ruta. Como en Mauritania no iba a estar mucho tiempo, fui al grano. En lugar de descubrir las comidas típicas poco a poco, y kilómetro a kilómetro, pregunté sin rodeos, y probé. En Mauritania los alimentos más habituales son el arroz y el pescado, combinados con otros alimentos de acompañamiento.
Los mauritanos que me acogieron durante mi recorrido por el país también me ofrecieron compartir su comida, y coincidió que en el menú siempre había arroz con pescado para comer, y…¡pasta con pescado para cenar! (¡El Omega3 que no falte!). Como en Marruecos, la gente también suele comprar los alimentos en pequeñas tiendas llamadas boutiques, aunque en Mauritania ofrecen menos variedad de productos para comprar.
A qué me he viciado 😛
- Bollo de mantequilla y crema de chocolate con cacahuete
- Magdalenas
- Bolas fritas de pan
Izqda: Pan frito. / Bocadillo de chocolate con nueces. / Dcha: Arroz preparado por militares.
Un par de curiosidades 🙂
- Si en Marruecos ya me olvidé de los cubiertos, en Mauritania…¡ni pan! Los mauritanos suelen comer compartiendo un plato grande lleno de comida. Los comensales van agarrando y amasando con la mano la comida, ¡y para adentro!
- El asfalto de la carretera está construido con trocitos de conchas de mar.
Detalle del asfalto de la carretera que une las dos grandes ciudades de Mauritania, Nuadibú y Nuakchot.
Precios orientativos
Comida
- Barra de pan: 100 UM (0,26 €)
- Lata de atún: 250 UM (0,67 €)
- Bollo de chocolate: 100 UM (0,26 €)
- Botella de agua 1,5 litros: 200 UM (0,53 €)
- Refresco 33 cl: 200 UM (0,53 €)
- 1 huevo: 25 UM (0,06 €)
- 1 kg de fruta: 400 UM (1 €)
- 1 magdalena: 20 UM (0,05 €)
Alojamiento
- Noche en albergue: 2.500 UM (6,7 €)
Varios
- 1 hora de Internet: 100 – 200 UM (0,26 – 0,53 €)
Pedaleando por Mauritania: la ruta
Mis primeras pedaladas hacia Mauritania vinieron acompañadas por 4 controles policiales antes de salir de Marruecos, y 5 kilómetros de recorrido por el Sáhara Occidental no ocupado. Una vez en Mauritania estuve esperando unas 2 horas hasta que los funcionarios gestionaron los visados, y pasé 3 controles más. A pesar de que había cruzado a un nuevo país, el cambio fue solo administrativo ya que el paisaje continuaba, muy a mi pesar, siendo el mismo: carretera interminable, y arena a ambos lados. ¿La única diferencia? Los colores de las banderas que me servían para saber la dirección del viento. Mi idea era no emplear mucho tiempo cruzando Mauritania, así que decidí recorrer el país por la carretera costera, la que une las dos ciudades más importantes: Nuadibú y Nuakchot; para finalmente llegar hasta la frontera con Senegal.
Llegada a Nuadibú
Nuadibú, la capital comercial de Mauritania, se encuentra a unos 60 km de la frontera con el Sáhara Occidental. A los pocos kilómetros me topé con una vía del tren por la que, justo en ese momento, cruzaba un larguísimo tren de mercancías. Parecía una escena de un western futurista… En mitad del silencio del desierto, el ruido y el movimiento de un enorme tren, ¡brutal! Luego supe que el tren en cuestión, que transportaba minerales de las minas de Zouérat hasta Nuadibú, era el tren más largo del mundo. ¡Podía llegar a medir más de 2 kilómetros!
El tren más largo del mundo… (Cruzárselo no es difícil).
Antes de llegar a Nuadibú recorrí los suburbios de la ciudad, y pude ver (¡por primera vez!) los primeros grupos de negros africanos. Los alrededores, poblados de tiendas y chabolas, estaban bastantes llenos de basura y suciedad, y pude percibir la pobreza de las condiciones de vida del lugar.
Viviendas a la entrada de Nuadibú.
Me habían hablado de la mezcla de culturas de Mauritania, y al llegar a Nuadibú lo pude comprobar: árabes con atuendos saharauis azules, y negros africanos con trajes de colores. Había muchos marineros africanos con sus trajes de agua, y es que Nuadibú tiene un mercado muy importante de pescado (conocí a varios extranjeros que se dedicaban a la compra y venta de pescado desde hacía muchos años).
Calles de Nuadibú.
Necesitaba unos días de adaptación al nuevo país, limpiar la ropa, cargar dispositivos y digerir todo lo que había vivido en Marruecos, así que decidí instalarme durante 5 días en un albergue. Mi rutina durante esos días era desayunar un bocadillo de tortilla con cebolla y pimienta con mostaza untada en el pan (¡ligerito!), pasear por la ciudad y comprar lo necesario para hacerme la comida en el albergue. Por la tarde me comía unas magdalenas de camino al café Relax, donde podía conectarme a Internet. Uno de los días aproveché para visitar Cansado (¡Sí! Es el nombre del pueblo), situado a 8 km de Nuadibú. Este tranquilo pueblo costero, de ambiente muchísimo más sosegado que la ciudad, fue construido en los años 60 desde cero para los trabajadores de la administración del puerto que gestionaban el transporte de hierro y otros minerales.
Hotel de Cansado, con bonitas vistas al océano Atlántico.
Durante los 5 días que estuve en Nuadibú pasé bastante tiempo en la cafetería conectándome a Internet, así que pude conocer y conversar con muchos africanos. Muchos de ellos no eran de Mauritania, residían allí por trabajo o estaban de paso con el objetivo de cruzar a Marruecos o a Las Palmas. Pude presenciar también varias situaciones discriminatorias de los árabes hacia los negros africanos.
De Nuadibú hasta Nuakchot
La carretera que une Nuadibú con Nuakchot, capital de Mauritania, cruza el desierto brindando paisajes insólitos. Durante todo el recorrido pude ver coches abandonados, oxidados y desmantelados; esqueletos de vacas y camellos; basura (mucha basura); pequeños poblados y controles policiales. La primera noche en ruta la quería pasar acampado a las afuera de un pueblo, Boulenouar, pero la casualidad hizo que dormiera bajo techo de cemento. Cuando llegué al pueblo pregunté a un saharaui sobre algún lugar para acampar. ¡Resultó que vivía en Tenerife y había trabajado para una ONG española! Me invitó a pasar la noche en casa de su hermano, un intérprete retirado que había estado en la guerra de Irak y en otras cuatro guerras más. Como os podéis imaginar, la pasta con pescado estuvo amenizada por una conversación más que interesante.

La segunda noche dormí en mi tienda, al lado de un control militar. Fue la primera vez que escuché una palabra francesa que se convertiría en una constante del paisaje africano: cadeau. Un militar me estuvo insistiendo en que le diera un cadeau; al final descubrí que quería cualquier cosa de las que llevaba encima (cadeau en castellano es regalo). Las noches siguientes dormí en la tienda de unos militares, y en la casa de un guarda de seguridad de una torre de telecomunicaciones. La hospitalidad de los mauritanos también fue una constante a lo largo de mi camino 🙂 En la casa de este último pude conocer a sus hijos, jugar con ellos, bailar al ritmo de las canciones de Bob Marley y, en definitiva, empaparme de su amabilidad y alegría. Estas sorpresas siguen siendo lo mejor de esta aventura.
Sí, escribiré otro post sobre la evolución y deconstrucción de mi barba.
Llegué a Nuakchot después de 4 días pedaleando y 450 kilómetros recorridos desde Nuadibú. Me alojé en un albergue donde conocí a varios senegaleses que vivían en España y Francia y se dedicaban a comprar coches en Europa para venderlos en Senegal. Solo estuve un día en Nuakchot pero me bastó para percatarme del caos y el desorden que imperaba en la ciudad: miles de coches, bullicio, suciedad, alboroto y polvo.
Sup.: Tráfico en las calles de Nuakchot. / Izq: Monumento al té en la rotonda de entrada a Nuakchot. / Der: Burros cargando material en el centro de Nuakchot.
De Nuackhot a Diama, frontera con Senegal
Para cruzar Senegal hay dos pasos fronterizos, Rosso y Diama. En Nuakchot me recomendaron y me advirtieron sobre el uno y el otro. Si cruzaba la frontera por Diama pasaba por el Parque Nacional de Diawling (una reserva natural situada en torno al río Senegal y lugar importante de anidación de aves), estaba más cerca de Sant Louis y, por lo que decían, no había tanta gente como en Rosso. Sin embargo, muchos me advirtieron que la frontera estaba cerrada desde que apareció el brote de ébola y el camino estaba en muy mal estado. Finalmente decidí que cruzaría a Senegal a través de Diama. A medida que iba alejándome de Nuakchot el paisaje era cada vez menos desértico, veía menos camellos y más vacas y los núcleos de población eran más frecuentes (e importante, con boutiques donde podía comprar agua).
Fin de la carretera asfaltada y entrada al Parque Nacional de Diawling
Tal como me habían dicho, los últimos 40 kilómetros hasta Diama fueron por pista de tierra pero pude pedalear bastante bien. Además, durante el tramo en que crucé Diawling me acompañaron flamencos, pelícanos y cigüeñas, algún que otro cocodrilo, y jabalíes que salían disparados en cuanto me veían.
Izq.: Pescador en el Parque Nacional de Diawling. / Der.: Jabalí huyendo al verme.
Acampé a 10 km de la frontera, junto a unos militares que, lo primero que hicieron fue advertirme de los mosquitos. Y sabían lo que decían… Hacia las siete de la tarde apareció una nube gigante de mosquitos invadiéndolo todo, así que no quedó otra que refugiarse en la tienda hasta que desaparecieron los miles de zumbidos amanezantes (después leí que en ese área es muy frecuente contraer uno de los peores tipos de malaria…). Al día siguiente, pedaleé en dirección a la frontera después de que un hombre me intentara cobrar por haber entrado al parque. Finalmente llegué al paso fronterizo de Diama, que afortunadamente sí estaba abierto: había muy poca gente y el ambiente era tranquilo, así que en 20 minutos hice todos los trámites y, por fin, crucé el río Senegal para pisar un nuevo país.
Lo que dejo para Pedaleamundo Second Edition
- Estructura de Richat, conocida como el Ojo Azul de África.
- Desierto de la región de Adrar.
- Chinguetti, la séptima ciudad sagrada del islam.
Track de la ruta
Mauritania en números
Tiempo y distancia
Fechas: 27/10/2016 - 10/11/2016 (15 días)
Distancia recorrida: 815 Km
Distancia media por día: 81,5 Km / día
Índice de apalancamiento: 33,3 %
Presupuesto
Total gastado: 135 €
Media de gasto diario: 9 €
Visa: 120 €
¿Dónde he dormido?
Hotel: 8 días (53%)
Acampada libre: 4 días (27%)
Conocidos en el camino: 3 días (20%)
Entradas en el blog
Pequeño trailer de lo que fue Mauritania