Hace unos días recibí un correo de los alumnos del CEIP Bosco ubicado en Cocentaina, un bonito pueblo del norte de Alicante donde vive mi prima Ruth con sus hijos, Mariola y Aleix, y su marido David. Mi sobrina Mariola, de 8 años, propuso en clase seguir mis pedaladas e ir descubriendo poco a poco las singularidades de cada territorio, conocer las vicisitudes de un viaje en bicicleta y acompañarme, con mucha ilusión, en esta aventura. Cuando me contaron la iniciativa de Mariola, la alegría no me cabía en las alforjas 😉 Sentí una tremenda felicidad y, sobre todo, una gran responsabilidad. 30 mentes inquietas habían puesto sus ojos en mi aventura. ¡Tenía el deber de saciar su curiosidad y despertar su interés! En el correo que recibí los alumnos habían escrito algunas preguntas y dudas que les habían acechado cuando comentaban mi viaje en clase. Les respondí que, en cuanto tuviera un momento, en algún lugar del Senegal, despejaría todas sus dudas. Estas son las cuestiones que me plantearon y aquí van las respuestas 🙂
Nos preguntamos si los 10 euros que pensabas gastarte cada día son suficientes.
Sí, de momento son suficientes. Cuando se viaja la gran parte del presupuesto se destina a alojamiento y transporte, pero en mi caso, como viajo en bicicleta no gasto mucho dinero. La mayoría del presupuesto diario lo invierto en comida y África, en comparación con Europa, tiene unos precios más bajos. Además, llevo un control diario de lo que voy gastando para asegurarme de que no como más de la cuenta ;). Suelo dormir en la tienda de campaña, con lo que el dinero que gasto en alojamiento es mínimo. Cada 4 o 5 días suelo dormir en un hostal o albergue barato para ducharme, limpiar ropa, cargar la batería de los dispositivos y descansar un poco sin tener que preocuparme de la bici.
La comida tiene precios diferentes según el país, así que me voy adaptando en cada lugar. Por ejemplo, si en un sitio la fruta es muy cara, intento comer las raciones mínimas recomendadas. En el caso de Marruecos la fruta es muy barata, así que durante mi viaje por el país fue una parte muy importante de mi dieta. No suelo comparar el precio de los alimentos con los de Europa, sino con el resto de productos del país donde estoy. Así me doy cuenta de qué productos son «de lujo» para los habitantes del lugar y cuáles son habituales. Intento siempre adaptarme a los hábitos alimenticios de los lugareños, así que normalmente los caprichos culinarios están descartados.
Mi hotel en Marruecos de camino a Tiznit
¿Llevas todo el dinero encima? ¿O hay bancos y vas sacando dinero con la tarjeta? ¿Vas cambiando de moneda según en el país que estás?
Normalmente suelo sacar dinero con la tarjeta en cajeros y siempre me aseguro llevar encima una cantidad de euros y dólares repartidos entre las alforjas para utilizar en caso de emergencia, o si tuviera algún problema. De momento he encontrado cajeros en la mayor parte de las ciudades y pueblos más o menos grandes de Marruecos, Mauritania y Senegal. Los cajeros suelen cobrarme una comisión por sacar dinero, pero siempre es preferible a llevar todos los ahorros encima.
Al cruzar la frontera y llegar a un nuevo país, por lo general, hay sitios donde puedes cambiar dinero. Allí suelo cambiar los billetes y monedas que me han sobrado del país anterior por la moneda del país al que acabo de llegar. En el supuesto caso de que no encontrara un lugar donde cambiar, o un cajero, siempre puedo recurrir a mi reserva para emergencias.
¿No te da miedo que te roben?
Suelo viajar bastante tranquilo, aunque siempre estoy alerta a mis cosas, y más cuando me detengo en lugares donde mucha gente se acerca a curiosear mi bicicleta. En la bolsa del manillar llevo anudada una bolsa con mi documentación y el dinero, así que cada vez que entro a una tienda o un restaurante la desengancho de la bicicleta y me la llevo conmigo. Cuando acampo pongo todas las alforjas en el avancé de la tienda y ato la bicicleta con el candado. Normalment procuro buscar un lugar alejado de las poblaciones para montar la tienda, así evito posibles problemas.
La verdad es que alguna que otra vez he barajado la posibilidad de que algún día me roben la bicicleta. Pero siempre llego a la conclusión de que no es momento de preocuparme y si llega ese día… ¡ya veré cómo salimos de esa!
¿Te haces un lío con las monedas de cada país y lo que vale cada cosa?
Los primeros días en un sitio nuevo son especiales. Tengo que familiarizarme con las costumbres, los horarios y, también, las monedas. Para saber el valor de los productos y servicios suelo averigüar primero a cómo está el cambio de la moneda; es decir, a cuántos euros equivale (o la moneda que tenga en ese momento). Para ello utilizo una aplicación que tengo instalada en el móvil. De esta manera, sé cuánto me tienen que dar al cambiar dinero. En cuanto a los precios de las cosas, suelo fijarme si el sitio es turístico o si está alejado de las ciudades (el precio puede variar mucho). Me fijo también en cuánto pagan los lugareños y así evito que me cobren más por ser extranjero. Cuando llevas varios días en un lugar, hablando con sus gentes y mezclándote con ellos aprendes rápidamente los precios de las cosas. Estoy recopilando estos datos para incluirlos en mi blog y así poder ayudar a otros viajeros :).
300 francos senegaleses equivalen a 0,5€. Con ellos puedes comprar 1 lata de Coca-Cola o dos barras de pan.
Si se te rompe algo de la bici, ¿cómo lo arreglas? ¿Tienes bastantes herramientas?
En las alforjas llevo recambios de todas las piezas pequeñas de la bici, como tornillos, cables, fundas, eslabones de la cadena, pastillas de freno… También llevo cubiertas y cámaras de aire, así que puedo arreglar cualquier cosa que falle de la bici. ¡Importante también saber cómo hacerlo! Hace mucho tiempo que me encantan las bicis así que estoy familiarizado con su mecánica y mantenimiento. De momento solo he tenido que arreglar varios pinchazos, cambiar una cubierta, apretar tornillos e ir engrasando la cadena de vez en cuando. ¡Toquemos madera!
El último día en Mauritania pinché 4 veces.
¿Has pinchado muchas veces?
Durante los primeros 5.000 km solo pinché 3 veces. En cambio, el último día por Mauritania ¡pinché 4 veces en un mismo día! El día anterior, buscando sitio para acampar, acabé entre un montón de arbustos con pinchos. Al día siguiente, al cambiar las cámaras, no revisé del todo bien si quedaban más pinchos en la rueda. Ahora, pedaleando por Senegal, estoy pinchando más veces que al principio y creo que esto se debe a que abunda una vegetación no muy simpática con unas cubiertas ya un poco gastadas. ¡Tendré que renovarlas!
¿Cómo te entiendes con la gente? ¿Hablando o con gestos? ¿Qué idiomas se hablan en los países que ya has recorrido?
Entrar en contacto con la gente de un sitio, entablar conversaciones y comunicarse, es esencial para conocer la cultura y costumbres de un lugar. Yo hablo español, catalán e inglés, idiomas que en el norte de África no sirven de mucho ya que se habla árabe y francés (este último a causa de la colonización francesa). Durante mi viaje por Marruecos y Mauritania he aprovechado para estudiar francés, y con un vocabulario muy básico y alguna que otra frase al final he podido mantener conversaciones (¡no muy profundas!). Si no compartimos el idioma, los gestos y la expresión corporal entran en juego. Eh, ¡y funcionan! Aunque el significado de los gestos puede ser diferente en un lugar o en otro, en general, suelen comprenderse. Lo imprescindible es siempre comunicarse con una sonrisa, ¡eso se entiende en todo el mundo! Ha habido veces que ni con mímica me han entendido, así que he recurrido a Internet, he buscado imágenes de las cosas que quería y las he mostrado en el móvil.
En Marruecos se habla árabe marroquí, y francés como segunda lengua. En Mauritania hay mucha gente procedente de muchos lugares (ya que es la puerta de entrada a Marruecos y España, países más desarrollados y con mejores condiciones de vida), y se suele hablar francés aunque el idioma oficial es el árabe clásico. Finalmente en Senegal, donde me encuentro ahora, se habla francés y wólof, una lengua de la familia nigerocongolesa.
¿Has visto animales diferentes a los que normalmente vemos en España?
Por el Sáhara he podido ver escorpiones alrededor de mi tienda y camellos por las carreteras y caminos. En el Parque Nacional de Ifrane, en Marruecos, vi monos de Berbería, que se encuentran en peligro de extinción. En el Parque Nacional de Diawling, en Mauritania, ¡vi cocodrilos! A medida que pedalee hacia el sur de África tendré más posibilidades de ver animales de los que aparecen en los documentales sobre África. Me encantaría ver jirafas y elefantes, ¡espero poder explicaroslo!
Camellos cruzando la carretera en Mauritania.
Y lo más importante, ¿has hecho amigos nuevos? Aunque imaginamos que normalmente viajarás solo. ¿Cómo te sientes? ¿Te lo estás pasando bien? ¿Echas de menos a los tuyos y las comodidades de casa?
En cada país que he cruzado, he conocido gente nueva. Cuando se viaja solo siempre estás más abierto a conocer gente, a entablar conversaciones con desconocidos y a hacer nuevos amigos. Además, el hecho de viajar en bicicleta hace que muchas personas que me ven se acerquen con curiosidad y me pregunten sobre lo que hago. La mayoría de los días viajo solo con mi bici; algún amigo me ha acompañado durante algunos días e, incluso, desconocidos han pedaleado conmigo algunos kilómetros. Ahora mismo, por ejemplo, estoy viajando con Robin, un viajero inglés que, como yo, también está viajando en bicicleta. ¡Nos conocimos en Marruecos y nos hicimos amigos! En general me siento muy bien, me divierto y me lo estoy pasando genial, ¡este ha sido mi sueño y está siendo perfecto! Echo de menos a mi familia y a los amigos, pero gracias a la tecnología me comunico a menudo con ellos. Hacemos videoconferencias, y también solemos ponernos al día por WhatsApp.
¡Amigos de viaje! De izquierda a derecha: Robin, Ferran, Ferran (yo) e Ilham, en una terraza de Tiznit.
Y las comodidades… ¡Ah! Aunque me estoy acostumbrando (¡qué remedio!), muchas veces he echado de menos una ducha después de todo el día pedaleando. Pensad que por la mañana me pongo crema solar, durante el día sudo muchísimo y me lleno de arena, y por la tarde, hay que ponerse repelente de mosquitos. ¡La mezcla final es interesante! Y en ocasiones, esa ducha simplemente no existe. He llegado a estar 6 días sin ducharme, ¡imaginaos! Echo de menos también la variedad de comida y productos que se puede encontrar en España; por los sitios que he visitado encontrar algo fuera de lo habitual es difícil. Me preguntan a menudo si duermo bien en la tienda… y lo cierto es que duermo muy a gusto (también es que tengo el sueño fácil). La única pega es el tiempo que tardo en montarla —unos 30 minutos—, y en desmontarlo todo y colocarlo en la bici —entre 1 hora u hora y media cada vez.
Sin embargo, a pesar de todas las dificultades y las molestias, esto está valiendo la pena. Aprendes a disfrutar de la vida con muy poco, a aprovecharlo todo y a darle importancia a las cosas que realmente la tienen.
¿Cuántos kilómetros haces al día? ¿Cuántas horas pedaleas cada día? ¿Estás ya muy cansado? ¿Te has perdido muchas veces? ¿Cómo te orientas? ¿Usas brújula o GPS?
Pedaleo una media de 80 km diarios, entre 5 y 8 horas cada día. Físicamente me encuentro muy bien; hay días en que estoy más cansado y entonces hago menos kilómetros. Cada día es diferente, así que depende cómo me despierte llegaré a un sitio u otro. También ha habido días en que he estado alojado en un albergue u hotel y no he pedaleado, sino que he estado visitando la ciudad o el pueblo, comprando cosas para el viaje o simplemente descansando. ¡Hay tiempo para todo!
Las rutas que estoy haciendo son muy sencillas. Básicamente suelo seguir las carreteras con la ayuda del GPS que llevo en el manillar. También llevo una brújula, por si se me estropeara el GPS poder orientarme hacia la dirección corrrecta.
En el manillar de la bicicleta puedo ver el cuentakilómetros, el mapa, el GPS y la brújula mientras pedaleo.
¿Qué haces cuando te pones enfermo?
De momento, durante los más de 100 días que llevo de ruta, solo he tenido un dolor de estómago muy fuerte, producido por una comida en mal estado. Lo que hice fue parar de pedalear unos días, descansar, beber mucha agua y comer arroz hervido. Para mí es muy importante estar al 100% de mi capacidad, ya que de lo contrario podría tener un accidente en ruta. Una buena condición física y de salud es indispensable para poder pedalear cada día.
Llevo un botiquín con lo necesario para curar heridas y con medicamentos básicos por si me pusiera enfermo. Si algún día tuviera algo más grave que un dolor de cabeza o de estómago, acudiría a un centro médico sin dudarlo. Antes de iniciar el viaje contraté un seguro de viaje. Aunque es un poco caro, vale la pena, ya que fuera de Europa los servicios médicos suelen ser caros si no tienes un seguro.
¡Espero haber aclarado vuestras dudas, chicos! De hecho, estas preguntas me las suelen hacer cuando explico mi aventura, así que gracias a vosotros seguro que hemos contestado a algunas mentes inquietas más. Estoy muy contento de que seáis mis compañeros en esta aventura, aunque sea en la distancia. Vuestra curiosidad, la falta de miedo, el desconocimiento de prejuicios, es algo de vosotros que me fascina. Ser viajero es, en cierto sentido, ser un niño. La curiosidad te empuja y hace que dejes atrás las ideas preconcebidas, hace que ignores amenazas y te lleva por el camino del descubrimiento. Y es que, cuando te conviertes en explorador, ¡todo puede pasar!