El puerto Bahía de Algeciras es el puerto marítimo situado más al sur de Europa desde el cual se puede cruzar al continente africano, y el último enclave español de mi aventura. La naviera española Baleària ofrece rutas desde Algeciras hacia Tánger y Ceuta, y con las ganas que tenía ya de pedelaear por tierras marroquíes, mi elección fue la primera.
Baleària ofrece 8 barcos diarios, tanto de ida como de vuelta. El primero zarpa del puerto Bahía de Algeciras a las 4 de la mañana y, aproximadamente, cada 3 horas zarpa el siguiente. Sin lugar a dudas, viajar en bicicleta y barco es la mejor combinación: no hay tantos controles de seguridad que pasar, el tiempo de espera es menor y, lo más importante en este caso, no es necesario desmontar la bicicleta ni meterla en una caja, tal como sucede si viajas en avión. Siempre que me sea posible optar por el transporte marítimo a lo largo de mi viaje, ¡me embarcaré sin pensarlo!
El barco que me iba a llevar hasta África era el Jaume II, un SuperFast Ferry que en menos de 60 minutos te deja en el Puerto Tánger Med, a unos 40 kilómetros de la ciudad de Tánger, en Oued Rmel. El ferry zarpaba a las 13:30h, con lo que llegué una hora antes a las taquillas de Baleària. Una empleada muy agradable me imprimió los billetes y me dirigí, bicicleta en mano, hacia la fila de coches que esperaban para pasar el control de pasaportes. Una vez pasado este control esperamos a que se vaciaran todos los barcos que habían atracado. ¡Y otra ventaja! Como iba con la bici me colocaron en primer lugar para embarcar —como los pasajeros con niños en las colas de embarque de los aeropuertos, pero sin gritos ni lloros 🙂

El embarque fue muy sencillo: entré por la puerta situada en la popa del barco junto con el resto de coches, coloqué la bicicleta al lado de la entrada y me dispuse a disfrutar de un placentero viaje en barco despreocupándome por completo de mi inseparable amiga (a veces, necesitamos un poco de tiempo a solas).
El ferry zarpó puntualísimo y durante el trayecto pude disfrutar de un delicioso almuerzo con unas vistas geniales a Tarifa y Gibraltar, y a la multitud de cargueros que esperaban para entrar en el puerto de Algeciras o que se encontraban cargando y descargando containers. Poco a poco nos íbamos acercando a la costa africana, ¡incluso se podían ver las grandes y espectaculares montañas del Rif!
Durante el trayecto un policía marroquí se encargó de hacer el control de pasaporte de todos los pasajeros, así que en cuento llegó el FastFerry a Marruecos ya estaba todo listo, no tenía que perder ni un minuto más de mi viaje.

El SuperFast Ferry Jaume II, que alcanza velocidades de hasta 32 knots, tarda 30 minutos menos que el ferry normal en llegar al puerto de Tánger Med. En la primera planta se sitúan las butacas normales, y en la segunda las superiores. Las dos plantas están conectadas por una sala central donde se encuentra un bar y un pequeño supermercado. Cada planta dispone de terrazas en la popa del barco para aquellos que prefieran disfrutar del viaje sintiendo la brisa del mar. ¡Os lo recomiendo!

El viaje en el Jaume II se me hizo muy corto. En menos de 1 hora estaba en el puerto Tánger Med, pero me dio tiempo a recorrer el barco de popa a proa y conocer a su tripulación, un equipazo de profesionales que se quedaron boquiabiertos con mi aventura. Además, gracias a un permiso especial que Balèaria me concedió pude visitar el puente de mando y conocer al capitán y oficiales del Jaume II. En fin, un viaje breve pero muy placentero. ¿Sabéis esa sensación de querer más, de «ojalá faltara media horita más de viaje con lo a gustito que estoy»? Pero qué le vamos a hacer, ¡África está aquí al lado!

A las 3 de la tarde me encontré listo para pedalear en el puerto más grande de África, y uno de los más importantes del Mediterráneo. No tenía ninguna ruta preparada, pero algo me dijo que en lugar de dirigirme a la ciudad de Tánger, debía ir hacia el lado contrario, hacia Fnideq (Castillejos, en español). Salí del puerto luchando contra un viento feroz y empecé a adentrarme en la naturaleza salvaje del Rif, una región montañosa llena de duras pendientes pero con unos paisajes impresionantes. Después de 5 horas de pedal y habiendo recorrido 30 kilómetros, llegué a Fnideq. ¡Valió la pena el esfuerzo!

Para todos aquellos que gusten de rutas en bicicleta diferentes, os recomiendo embarcaros con vuestra bici en uno de los ferrys de Baleària y disfrutar de un recorrido exigente por los increíbles parajes del Rif hasta Fnideq. Allí podréis disfrutar de una buena recompensa: unas deliciosas sardinas a la brasa con vistas al mar y a un buen precio. ¿Qué os parece? Para volver podéis pedalear unos 10 kilómetros hasta Ceuta y, de nuevo, cruzar el Estrecho con Baleària hasta Algeciras. Podéis consultar todos los horarios y tarifas y también reservar vuestro billete en www.balearia.com. ¡Ah! Si os animáis, os aconsejo disfrutar de un baño en la bonita playa de Eddalya, situada a unos 10 kilómetros del puerto de Tánger Med.